Matia es un pequeño diablillo encantador al que tuve la suerte de hacerle un reportaje de fotografía infantil. Cuando llegué a su casa le estaban preparando para ser modelo por un día, aunque seguramente él ni supiera que estaba pasando más allá de que había entrado a su casa un tipo con unos trastos raros colgando.
Los reportajes infantiles en mi opinión deben contener algo más que la cara del protagonista, creo que deben tener un contexto que los sitúe en su historia. Los flashes y los estudios quitan todo al alma a este tipo de reportajes. no hace falta grandes producciones, una cama, una ventana y el parque de debajo de casa. Más que suficiente para dejar plasmado en imágenes el alma del fotografiado en este punto concreto de su historia y con todos sus elementos. Estas fotos serán únicas, porque nadie más las tendrá ya que es su casa, la cama de sus padres y su olor.
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