Isabel fue la invitada de la boda de Andrea y Virginia, boda que tuve la suerte de poder cubrir hace unos años ya. Es emocionante recibir un mail, años después, de una persona que sigue tu trabajo y que ante la llegada de un nuevo miembro a la familia decide llamarte para que te encargues de inmortalizar un momento así de bonito.
Nos costó un tiempo encontrar la fecha, pero finalmente lo conseguimos. Y el día no podía haber sido mejor, un atardecer de película entre unos viñedos cerca de donde viven. El resto, no tiene guión. Nos perdimos entre los viñedos buscando los rincones con la luz más bonita. Lara, una modelo de fábula se encargó de amenizar la tarde con sus muecas y esos dientecillos que ya asoman. Lara tendría unos 6 meses más o menos el día de la sesión. Y es una edad perfecta, ya que comienzan a mantenerse sentados por si solos y es posible alejarse de los brazos de los padres. Además es una edad donde tienen mil muecas y gestos que son una gozada retratar.
Pero por mucho que yo hable, lo mejor es que lo veáis con vuestros propios ojos.
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